El
alcohol, en todas sus presentaciones, nos acompaña durante nuestra vida, desde
una probadita ligera dada por tu padre con el dedo meñique húmedo con su bebida
favorita; vino, tequila, cerveza, etc., hasta la complicidad con tus amigos
adolescentes de sentirse “adulto” bebiendo lo que beben los “adultos”, diciendo
las mismas incoherencias que dicen los “adultos”. Bueno…, malo…, no lo sé. Sólo
sé que existe, que es una droga aceptada socialmente y la responsabilidad de
ingerirlo, de saborearlo, de disfrutarlo, esa, es de cada quien. De cada
persona que se atreve a desafiarlo, muchas veces con consecuencias fuertes. Sé
que vive con nosotros, que le confiamos nuestras más oscuras verdades y que nos
hace reír con la más absurda tontería. Un simple y sencillo brebaje, que nos ha
hecho entrar en todos los dimes y diretes sobre su existencia y la nuestra.
Al
final de cuentas, quien esté libre de pecado, que ordene la primera ronda.
Y
vaya que tiene historia. Cada cultura, con mayor o menor intensidad, contaban
con su versión de este producto, algunos definidos como elixir de los Dioses. Los
griegos, con su pléyade de Dioses, sin
lugar a dudas el más bondadoso, el más divertido, Baco, el Dios del vino. El
Dios que prefería la diversión, a jugar con la miserable vida de los humanos.
El Dios que sabía que todo era un ir y venir de risas y lágrimas, que hizo de
nuestro destino, algo más divertido.
“No bebo alcohol. No me gusta porque me hace
sentir bien”, “Bebo para olvidar que soy un borracho”, “La conciencia es
soluble en alcohol”, “La realidad es una ilusión creada por la falta de alcohol”,
son unas de las frases de personas ilustres, que le han dedicado al menos un
pensamiento al alcohol.
El
Alcohol. Ese buen consejero, sincero que nos hace ganar compañía, amistades o
amores, pero también perder compañía, amores y amistades si es que hay una
pequeña fisura en ellos, que sólo es posible mirarla a través de las botellas
del alcohol, como lupa o microscopio. Quizá la verdad sólo se puede ver por su
vidrio, porque el alcohol limpia todo rastro de impurezas, si una amistad no es
pura, si hay alguna mala pasada, entonces el alcohol, no la consiente.
También
por eso hay tantos mensajes sinceros a las 3 de la mañana. Con varios tragos
encima… suena el celular, con un mensaje… “te amo”…, “te extraño”…, ¡órale…!
¿En serio?, ¿a las tres de la mañana? Y la respuesta del mensaje… “¿estás
borracho?”, que es un poco mejor que decir… “Es la hora de la sinceridad”.
Con
unos tragos de alcohol, se vive mejor, se escribe mejor, se piensa mal, se
habla peor y se maneja fatal. Sin embargo el alcohol, vino o bebidas
espirituosas se entienden de mil maneras. La mejor forma, es probarlo y saber a
qué sabe la vida con el alcohol. No todo el tiempo, por supuesto y este no es
un manifiesto en pro del consumo de alcohol, pero, para qué negarlo, el alcohol
es el combustible del alma, es echarle un litro de turbo a la vida y verla de
una manera diferente. Al día siguiente habrá una cruda moral, espiritual,
física, que nos pasará la factura indudablemente. Pero, eso ya llegará.
El
alcohol nos hace tomar decisiones inmediatas, para bien o para mal, para
mejorar o para tomar otro camino, para abrir otros senderos. Es compañero de
corazones rotos, fiestero, cómplice de amantes, enemigo de lo cotidiano.
Compañero de vidas deprimidas, depresivas, alocadas. Y ahora en su modalidad de
compañero del torito por no pasar el Alcoholímetro.
Cerveza.- “Dame un punto de apoyo…. Y
tomaré otra cerveza”.
Excelente
para abrir la tarde, poco a poco, matar la sed, posiblemente el calor y abrir
de forma paulatina la puerta del gozo. Compañera de juegos de béisbol, futbol,
americano, basket… menciona tu favorito. Como reprimir el término de una
cáscara con los cuates y no terminar con un par de rondas de cerveza, por ganar
o por perder, eso es lo de menos.
Tequila.- “Tómame como al tequila: de un
golpe y sin pensarlo".
Cuando
traes la sangre caliente, efusiva, fiestera. Entrada la juerga, “al estilo
Jalisco”, “como Jorge Negrete”… ¡ay, ay, ay! Aquí es cuando las decisiones que
has guardado para pensarlo más “objetivamente”, se ven desde otra perspectiva y
¡zas!, ¡listo!, ¡queda decidido!
En
este terreno, otrora dedicado exclusivamente para los hombres, existen buenas
bebedoras mujeres que, dejando a un lado los cócteles dulces a las que la
etiqueta social les había relegado, que sin el menor recato y con limón y sal,
departen codo a codo con los hombres, sin menosprecio. Prueba de la equidad de
género.
Whiskey.-
"Demasiado
de algo es malo, pero demasiado de un buen whisky es apenas suficiente".
(Mark Twain, escritor).
“Los besos
son como el whiskey; siempre se prefieren dobles”.
El Whiskey, mi bebida preferida. Con agua, con
Ginger Ale, para los novatos, “con dos hielos” o “derecho”, para los avezados.
Bebida disfrutable, sintiendo el calor de la misma recorriendo tu garganta, tu
esófago y de ahí dispersada por las venas.
Bebida nocturna que sólo es aconsejable si se
acompaña de una buena comida previa, si no quieres destrozar la noche.
Ron.- "No
hay nada, sin duda, que calme el espíritu tanto como el ron y la verdadera
religión." Lord Byron
De
origen de caña de azúcar, definitivamente hecho para la fiesta, con sus
respectivas combinaciones sin olvidar el mojito. Muy bueno para aprender a
bailar salsa. Para sentir a la pareja de baile, para soñar.
Brandy.- "Si la vida fuera
brandy, me la tomaría más en
serio."
Hermano
del vino y del coñac, bueno para la plática y la serenidad. Grandes pláticas de
sobremesa, y de tornamesa he tenido la oportunidad de departir.
Vino.-
“El
vino y la sangre tienen el mismo propósito en el cuerpo del hombre. Sirven para
vivir”.
"Un buen vino es como una buena película: dura un
instante y te deja en la boca un sabor a gloria".
Compañero
infaltable en buenas comidas, disfrutable y culto amigo. Hasta propiedades
antioxidantes y de protección al sistema vascular. Buen pretexto para ingerirlo
con mayor regularidad.
Las consecuencias del exceso, son bien conocidas.
No se puede manejar, a penas se puede hablar, no se razona adecuadamente. Acompañarlo
de otros vicios, es opcional, el fumar es muy cinematográfico, pero mata mas
rápido y no está dentro de mis planes aún, el morir.
En exceso puedes llegar al blackout donde al
siguiente día tus compas te dirán las estupideces que cometiste, además de no
poder recobrar el equilibrio, la coherencia, el malestar y el alejamiento de
las tertulias por un buen rato mientras se resarcen las heridas.
Como todo en la vida, hay que ser muy
inteligentes para disfrutar el alcohol, para tomar el alcohol y evitar que el
alcohol te tome a ti. Un gran amigo, médico de profesión y con el que he
alternado en varias ocasiones me dio el secreto perfecto para evitar las
consecuencias negativas del licor. Tomar agua en dosis de dos por cada unidad
de alcohol. Será ciencia, será brujería, pero les juro que es verdad.
Muy bueno, me gusto mucho porque me hizo reir, y reflexionar
ResponderBorrarQue bien, gracias por la lectura.
BorrarMuy bueno, cierto y cómico!
ResponderBorrarSaludos
Paty C
¡Gracias Patty! ¡Abrazo y por supuesto, salud!
BorrarFelicidades por el blog!
ResponderBorrarSaludos.
Gracias Estimado Wil, abrazo
BorrarPor supuesto... ¡Salud!
ResponderBorrarPues si es una de esas drogas aceptadas socialmente, y mientras se pueda tomar el trago con responsabilidad adelante, lo interesante seria tocar el tema de lado oscuro, sobre todo por todas las muertes inocentes que provoca y para los que hemos pagado los platos rotos por alcohólicos empedernidos!!! Con conciencia es todo!!
ResponderBorrarEliaLizz!
Cierto, tiene muchos lados negativos, siempre basado en el abuso. La idea es aprender a controlarlo y saber cuando es suficiente.
ResponderBorrarGracias por la lectura.