domingo, 4 de marzo de 2012

Educación Formativa


Carlos Kasuga es un empresario mexicano de padres japoneses, inmigrantes en nuestro país, fundador de dos empresas exitosas, industrias Kay (salvavidas y juguetes inflables) y Yakult.

En la red se pueden observar algunas de sus conferencias en foros universitarios y empresariales, donde comparte su filosofía de trabajo, de vida, así como su gran amor y agradecimiento a nuestro país. Crecido entre dos culturas, el Sr. Kasuga tomó lo mejor de ambos pueblos, haciéndolo un hombre de éxito empresarial, basado en estrategias singulares que motivan a sus trabajadores, subiendo su productividad, convencido de que lo que hace falta al trabajador mexicano es una educación que él denomina Educación Formativa, que es basada en principios.

Honestidad.- Comenta que cuando viajó al Japón por primera vez, fue porque sabía hablar el japonés, pero no lo escribía ni leía. Se fue a una universidad del Japón, donde aprendió que los japoneses cuando se encuentran algún objeto que no es suyo, preguntan de quién es el objeto, lo cual le llamó la atención. Primera lección aprendida. “Todo objeto tiene un dueño, si no es mío es de alguien más”. Al regresar a México, debía reclutar personal para su empresa. Camino a su escuela, se topaba con voceros vendiendo periódicos vespertinos, le compraba el periódico y le pagaba con un billete de $100.00, cuando el precio del periódico era de 0.35 centavos. El vocero le decía que no tenía cambio pues acababa de empezar su turno a lo que el Sr. Kasuga le respondía que al salir de clases pasaría por ahí de nuevo y en ese momento le regresara su cambio. Confiesa que muchos no los volvía a ver, pero los que le regresaban su cambio inmediatamente les proponía emplearlos, reconociendo su honestidad y convencido que el personal que contratara debería de ser de suma confianza. Declara que hoy, esos primeros empleados, son ejecutivos de sus empresas, ganan un buen sueldo, mandan a sus hijos a las mejores escuelas, poseen autos del año y algunos se dan el lujo de tener una casita de campo. Todo con base a la honestidad.

Limpieza.- Este punto es crucial para encontrar la calidad total de una actividad. Menciona que en el Liceo Mexicano-Japonés, los encargados de hacer la limpieza son los propios alumnos. Se les enseña a barrer, trapear, separar la basura, cómo gastar menos agua, etc.… La productividad, la calidad, la salud, la ecología empieza por la limpieza. Pero en México enseñamos incorrectamente este valor. A los niños que se han portado mal, la maestra o el maestro les pone como castigo recoger la basura del patio, haciendo creer que la limpieza es un castigo, de ahí que nadie quiere recoger basura. Los niños crecen con el concepto de que siempre habrá “mexicanos de tercera” para realizar esas tareas. Al tener este concepto, cuando llegan  la edad adulta y se convierten en empresarios, jefes, etc., con malos hábitos de limpieza. El aseo personal es muy importante, aunque tus ropas sean humildes esa no es razón para que estés desaliñado.

Actitud.- Desde la religión se nos inculca a acudir a los templos a pedir por alguna necesidad. Por el contrario la religión japonesa inculca entrar a los templos a ofrecer, es decir, se promete dejar de fumar, dejar de tomar, trabajar una hora más, estudiar una hora más.

En el Japón el sindicato presenta un pliego de ofrecimientos; si tengo un índice de error del 3%, ofrezco bajarlo al 1%, tuvimos 35 retardos, ofrecemos bajarlo a 10 y esperan que en contra parte la empresa ofrezca algo a cambio, los mexicanos presentan pliego de peticiones, más días de vacaciones, más días de asueto, más días para llegar tarde, etc.

Comenta que está convencido de que el ofrecer da poder, el que ofrece siempre tendrá el control, el que pide, en algún momento dado no podrá seguir.

Ecología.- Estamos acostumbrados a que todo nos de el gobierno. Si por cada logro que alcanzamos plantáramos un árbol, como el nacimiento de un hijo, nuestra graduación, por ejemplo, cuidaríamos personalmente esos árboles pues significan algo en nuestras vidas. Si los pone el gobierno, nos dará lo mismo si lo tiran o lo podan.

Puntualidad.- Respeto a tu persona y el tiempote los demás.

Motivación.- El señor Kasuga dice que ha aprendido que no hay bono o sueldo que gratifique más a un trabajador que el “sueldo moral”, es decir, es el reconocimiento a la labor que el trabajador desempeña en la organización, que sin su función el resultado final no sería el esperado.

En este punto menciona que todos los días jueves, espera en la salida de su empresa al grueso de los empleados que van saliendo hacia sus casas, selecciona en ese momento a uno de los trabajadores y lo aborda diciendo que ese día cenará en la casa del trabajador, se auto invita. La reacción del trabajador siempre es de sorpresa y hasta incómoda, pues por supuesto, no está preparado para recibir al dueño de la empresa, a lo que él, conciente de eso, le propone pasar a una tienda por pan y leche. Llegan a la casa del trabajador, con la sorpresa de la familia y comparten el pan y la leche, platicando con todos los miembros de la familia para saber cuál es su percepción de cómo van las cosas, cuáles sus preocupaciones y cuáles sus expectativas. Termina su visita aproximadamente a las 11, pero con dos puntos ganados; el reconocimiento al trabajador (sueldo moral) y la retroalimentación requerida para continuar perfeccionando sus procesos. Debido a esto ha podido detectar cuál es la angustia que envuelve al trabajador mexicano y es la incertidumbre de su permanencia en el trabajo. Nunca sabe cuándo lo van a correr. De ahí que sus procesos de reclutamiento son muy analíticos ahora, como si estuvieran adoptando a un hijo. En sus empresas sólo separan de la empresa a aquellos que faltan mucho, llegan tarde con frecuencia, porque se robe algo, porque asista tomado o drogado o por revelar información confidencial a su competencia.

Conclusión.- Estos valores son fundamentales para la educación formativa de los niños, de nada sirve que una persona tenga una licenciatura, dos maestrías y demás estudios, si no es honesto, limpio, puntual, si no sabe trabajar en equipo. Entre más tiempo lo tengas en tu empresa, más te perjudicará. Estos valores se deben inculcar en las escuelas, pero sobre todo en casa, la escuela académica es un complemento de la educación de valores que se da en familia. Tiempo es de cambiar la actitud de nuestra sociedad y, como siempre, estoy convencido que la educación es la herramienta que salvará a nuestro país. Démonos prisa. 

7 comentarios:

  1. Hola: Cierto, los valores son importantes y cada vez nos olvidamos mas de ellos

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  2. Pero ahí viene el dilema. ¿Esos valores quén los inculca, la escuela, la familia o ambos? Gracias por el comentario.

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  3. Los valores los da el seno familiar y la escuela los refuerza o los cambia e incluso puede llegar a eliminar si no hay atención por parte de los padres..

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    1. De acuerdo. Lo Olvidamos y dejamos toda la responsabilidad a la escuela. Debemos estar más al pendiente de nuestros hijos y reforzar esos valores.

      Gracias

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  4. Vayaaaa!!!! Lo pude ponerrrr

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