Carlos
Kasuga es un empresario mexicano de padres japoneses, inmigrantes en nuestro país,
fundador de dos empresas exitosas, industrias Kay (salvavidas y juguetes inflables)
y Yakult.
En
la red se pueden observar algunas de sus conferencias en foros universitarios y
empresariales,
donde comparte su filosofía de trabajo, de vida, así como su gran amor y
agradecimiento a nuestro país. Crecido entre dos culturas, el Sr. Kasuga tomó
lo mejor de ambos pueblos, haciéndolo un hombre de éxito empresarial, basado en
estrategias singulares que motivan a sus trabajadores, subiendo su
productividad, convencido de que lo que hace falta al trabajador mexicano es
una educación que él denomina Educación Formativa, que es basada en principios.
Honestidad.- Comenta que cuando
viajó al Japón por primera vez, fue porque sabía hablar el japonés, pero no lo
escribía ni leía. Se fue a una universidad del Japón, donde aprendió que los
japoneses cuando se encuentran algún objeto que no es suyo, preguntan de quién
es el objeto, lo cual le llamó la atención. Primera lección aprendida. “Todo
objeto tiene un dueño, si no es mío es de alguien más”. Al regresar a México,
debía reclutar personal para su empresa. Camino a su escuela, se topaba con
voceros vendiendo periódicos vespertinos, le compraba el periódico y le pagaba
con un billete de $100.00, cuando el precio del periódico era de 0.35 centavos.
El vocero le decía que no tenía cambio pues acababa de empezar su turno a lo
que el Sr. Kasuga le respondía que al salir de clases pasaría por ahí de nuevo
y en ese momento le regresara su cambio. Confiesa que muchos no los volvía a
ver, pero los que le regresaban su cambio inmediatamente les proponía
emplearlos, reconociendo su honestidad y convencido que el personal que
contratara debería de ser de suma confianza. Declara que hoy, esos primeros
empleados, son ejecutivos de sus empresas, ganan un buen sueldo, mandan a sus
hijos a las mejores escuelas, poseen autos del año y algunos se dan el lujo de
tener una casita de campo. Todo con base a la honestidad.
Limpieza.- Este punto es crucial
para encontrar la calidad total de una actividad. Menciona que en el Liceo Mexicano-Japonés,
los encargados de hacer la limpieza son los propios alumnos. Se les enseña a
barrer, trapear, separar la basura, cómo gastar menos agua, etc.… La
productividad, la calidad, la salud, la ecología empieza por la limpieza. Pero
en México enseñamos incorrectamente este valor. A los niños que se han portado
mal, la maestra o el maestro les pone como castigo recoger la basura del patio,
haciendo creer que la limpieza es un castigo, de ahí que nadie quiere recoger
basura. Los niños crecen con el concepto de que siempre habrá “mexicanos de
tercera” para realizar esas tareas. Al tener este concepto, cuando llegan la edad adulta y se convierten en
empresarios, jefes, etc., con malos hábitos de limpieza. El aseo personal es
muy importante, aunque tus ropas sean humildes esa no es razón para que estés
desaliñado.
Actitud.- Desde la religión se
nos inculca a acudir a los templos a pedir por alguna necesidad. Por el
contrario la religión japonesa inculca entrar a los templos a ofrecer, es
decir, se promete dejar de fumar, dejar de tomar, trabajar una hora más,
estudiar una hora más.
En el Japón el sindicato presenta un pliego de
ofrecimientos; si tengo un índice de error del 3%, ofrezco bajarlo al 1%,
tuvimos 35 retardos, ofrecemos bajarlo a 10 y esperan que en contra parte la
empresa ofrezca algo a cambio, los mexicanos presentan pliego de peticiones,
más días de vacaciones, más días de asueto, más días para llegar tarde, etc.
Comenta que está convencido de que el ofrecer da
poder, el que ofrece siempre tendrá el control, el que pide, en algún momento
dado no podrá seguir.
Ecología.- Estamos acostumbrados
a que todo nos de el gobierno. Si por cada logro que alcanzamos plantáramos un
árbol, como el nacimiento de un hijo, nuestra graduación, por ejemplo,
cuidaríamos personalmente esos árboles pues significan algo en nuestras vidas.
Si los pone el gobierno, nos dará lo mismo si lo tiran o lo podan.
Puntualidad.- Respeto a tu persona y
el tiempote los demás.
Motivación.- El señor Kasuga dice
que ha aprendido que no hay bono o sueldo que gratifique más a un trabajador
que el “sueldo moral”, es decir, es el reconocimiento a la labor que el
trabajador desempeña en la organización, que sin su función el resultado final
no sería el esperado.
En este punto menciona que todos los días jueves,
espera en la salida de su empresa al grueso de los empleados que van saliendo
hacia sus casas, selecciona en ese momento a uno de los trabajadores y lo
aborda diciendo que ese día cenará en la casa del trabajador, se auto invita.
La reacción del trabajador siempre es de sorpresa y hasta incómoda, pues por
supuesto, no está preparado para recibir al dueño de la empresa, a lo que él,
conciente de eso, le propone pasar a una tienda por pan y leche. Llegan a la
casa del trabajador, con la sorpresa de la familia y comparten el pan y la
leche, platicando con todos los miembros de la familia para saber cuál es su
percepción de cómo van las cosas, cuáles sus preocupaciones y cuáles sus
expectativas. Termina su visita aproximadamente a las 11, pero con dos puntos
ganados; el reconocimiento al trabajador (sueldo moral) y la retroalimentación
requerida para continuar perfeccionando sus procesos. Debido a esto ha podido
detectar cuál es la angustia que envuelve al trabajador mexicano y es la
incertidumbre de su permanencia en el trabajo. Nunca sabe cuándo lo van a
correr. De ahí que sus procesos de reclutamiento son muy analíticos ahora, como
si estuvieran adoptando a un hijo. En sus empresas sólo separan de la empresa a
aquellos que faltan mucho, llegan tarde con frecuencia, porque se robe algo,
porque asista tomado o drogado o por revelar información confidencial a su
competencia.
Conclusión.- Estos valores son
fundamentales para la educación formativa de los niños, de nada sirve que una
persona tenga una licenciatura, dos maestrías y demás estudios, si no es
honesto, limpio, puntual, si no sabe trabajar en equipo. Entre más tiempo lo
tengas en tu empresa, más te perjudicará. Estos valores se deben inculcar en
las escuelas, pero sobre todo en casa, la escuela académica es un complemento
de la educación de valores que se da en familia. Tiempo es de cambiar la
actitud de nuestra sociedad y, como siempre, estoy convencido que la educación
es la herramienta que salvará a nuestro país. Démonos prisa.
Hola: Cierto, los valores son importantes y cada vez nos olvidamos mas de ellos
ResponderBorrarPero ahí viene el dilema. ¿Esos valores quén los inculca, la escuela, la familia o ambos? Gracias por el comentario.
ResponderBorrarBuen artículo. Saludos
ResponderBorrarLos valores los da el seno familiar y la escuela los refuerza o los cambia e incluso puede llegar a eliminar si no hay atención por parte de los padres..
ResponderBorrarDe acuerdo. Lo Olvidamos y dejamos toda la responsabilidad a la escuela. Debemos estar más al pendiente de nuestros hijos y reforzar esos valores.
BorrarGracias
Vayaaaa!!!! Lo pude ponerrrr
ResponderBorrar¡EEEHHHHH! ¡Felicidades!!!!
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